martes, 17 de julio de 2012
Estrellas Disecadas.
Sarah, ella era complice de su soledad, planeaban un mundo de silencios, pues
rechazaban al amor en todas sus formas.. Pero a veces su corazón le reclamaba
cariño, y su cabeza compañía.
Un día quedó con unas amigas para pasar la tarde, entre risas encendieron el ordenador,
era una tarde inocente en que ella no sabía que cambiaría el rumbo de su vida aquella noche
curiosa en que decidió hacerle caso a sus amigas y se creó una cuenta en una página
para encontrar a alguien afín.
Se marcharon y mientras que curiosidad le picaba, decidió investigar en aquel
lugar virtual.. Ella no contaba con esa sorpresa, aunque si era una posibilidad existente,
le saludó un desconocido, por la foto le pareció agradable, téz de hielo, tenía el cabello
rubio, y ojos intensamente azules.
Ella sorprendida, le contestó al instante, y lo que parecía un efímero e inocente segundo
de conversación, se convirtió en una larga noche de charla, donde los minutos se paraban,
donde veían el principio, pero el final ni se lo imaginaban..
Se habían caído tan bien que se dieron los e-mails, y quedaron para hablar el día siguiente
a las 4.
Sarah pensó toda la noche en aquel desconocido que con su irónica le hacía pensar un poco más
en él cada instante.. Ella no sabía lo que esto iba a suponer un tiempo después.
Al día siguiente Sarah llega al instituto más guapa que nunca, con un brillo especial
en la mirada y con muchísimas ganas de que pasaran las horas para volver a hablar con aquel
chico que esa noche le robó algo.. ¿No sabes el qué?..
Son las 3 y 57 minutos de la tarde, los ojos impacientes de Sarah miran con ánsia la pantalla
del ordenador, y 58, sus pulsaciones aceleraban, y 59.. Se conecta Marcos.
Ella impaciente abre su ventana de conversación y espera a que le salude.. Pasan los minutos
y ella se decide a saludarle.. Con miedo y nervios de la mano ella hace un pacto de decisión
para lanzarle un simple HOLA!, y tan rápido como ella gira a mirar hacia la puerta por un ruido
que no le parece normal el le contesta, pareciese como si hubiera estado todo ese tiempo
esperando un saludo..
Una curva preciosa se plasma en sus rostros, pero ninguno de los dos saben que se sonrien
a muchos kilómetros por una misma razón..
Comienzan una conversación que fluye a cada instante, pareciese como si se conocieran de años..
Las palabras salen fáciles de sus cabezas.. Aunque comienzan a tratar temas más delicados..
Sarah le pregunta a Marcos..
-Ey y el amor como te trata?
Marcos al leer la pregunta, ausentó unos minutos a pensar, volvió y con una velocidad
calmada al escribir le contestó:
Sarah, a mi siempre me fue mal en el amor, creo que le caigo mal..
Sarah al leer esa respuesta, descubrió que esa misma frase.. Era la que ella repetía
constantemente.. Comprendió que algo había entre ellos, algo que aún desconocían, pero ella
empezaba a apreciar solo por esa sencilla tontería que marcó la diferencia en aquel
instante confuso en que ninguno entendía el por qué no podían parar de hablarse..
Pasaban los días, y cada vez tenían más necesidad de hablar el uno con el otro, de ganas,
pasaron a todas las noches, y de e-mails.. Pasaron a llamadas de teléfono, largas conversaciones
y considerables facturas.
Enfados de padres, llamadas de atención de madres, pero ellos seguían en contacto, no les hacía
falta verse, solo saber el uno del otro.. Pero un buen día Marcos se decidió, le dijo a Sarah
que algo sentía al hablar con ella, que en clase pensaba en todas las conversaciones, intensas
conversaciones que tenían, y Sarah volvió a coincidir una vez más con él.
Ella le confesó que sentía las mismas cosas.. Y que aprendía tanto de él, que le encantaría
escucharle cerca y aprender a su lado, cada estrella, cada historia de una flor, cada cometa..
Y.. Llegó el día, Sarah estaba nerviosa, el se retrasó unos minutos, y eso a ella le hizo pensar
que no iba a venir, era otra ilusión.. Tan efímera como las demás.. 20 minutos de espera,
tan eternos como sus primeras conversaciones, pero estos minutos guardaban incertidumbre y
desconsuelo.. Pero por fín.. Marcos llegó, esa tarde gris, que se convirtió en noche estrellada..
Sarah miraba al suelo, apartando una piedra con el pie, no sabía que detrás de ella estaba
él, con su voz dulce le dijo, estoy aquí..
Se giró y sus miradas se encontraron por primera vez, tan cerca.. Tan cerca..
Nerviosos comenzaron un agradable paseo por el parque más solo del lugar..
Las piernas de Marcos bailaban una melodía muda, la mirada de Sarah no paraba de buscar un
no se qué invisible..
El poder de la velocidad de las pulsaciones en el justo momento de irse creó un ambiente
de paz.. El tiempo se paró al volver a mirarse a los ojos.. Y sin ganas
de volver a casa, Marcos se decidió por darle un abrazo tan fuerte, tan fuerte
y largo.. Que la elevó, un abrazo de minutos. Una tarde llena de nervios.. Provocan
dos encuentros de las miradas, no más, solo al principio y al final.
Esa noche.. Marcos guardó el perfume de Sarah en su memoria, sarah, simplemente recuerda
el aire rozando su pelo, el aire que provocó el abrazo.. La brisa más dulce de esa noche
estrellada.
Al día siguiente, hablaron sobre el encuentro, se confesaron que.. No solo sentian nervios al
verse, si no que también sentían algunos insectos coquetos volando dentro de sus cuerpos enfermos
de amor.
Éran dos enamorados, éran el sabor ácido del limón, y el sabor dulce de la naranja fundiéndose
en una noche eterna.
Pasaban las horas, las semanas, los meses.. Sarah y Marcos no tenían nombre para designar lo que
sentían, eran dos inocentes jugando al juego tentador del amor. Se quemarán, decía la gente.
Sarah - Pues si es así, ardámos, Marcos, tu serás la cerilla, yo seré la llama.
Meses.. Largos meses en los que ellos cada vez se veían más, el cariño se duplicaba, y la
intensidad de un abrazo se plasmó en besos..
Sarah tenía 15 y Marcos 19 pero la diferencia de edad no era obstáculo para pasárselo bien, una
noche normal, dentros de un coche, llenando esos instantes de risas y miradas que decían tanto.
A veces callaban pero para hablarse mediante silencios, se sentían aún estando lejos, se
sentían cerca, tan cerca..
Suene como suene.. Se llamaban todas las noches a veces.. Ni siquiera hablaban, a veces
se saludaban, y poco después.. Se quedaban con el teléfono cerca para escuchar como respiraban.
Estaban.. ¿Locos?, ¿Enfermos?.. Quién sabe.. Pero había algo entre los dos que.. No se podía
olvidar fácilmente.
Algo ocurrió.. Un Abril gris, lluvioso y temido.. Un día de ese abril negro, de ese abril
que aún no ha acabado..
A Sarah le pudo la tentación.. Y sin pensar provocó un encuentro, sin pensar en nada ni en
nadie más que ella.. No escuchó a su razón.. Pronto le pasaría factura ese encuentro
que ni siquiera se produjo con alguien del pasado del que aún sentía inquietud
al escuchar su nombre, y aún le echaba algo de menos.. Porque como todas sus historias
el se quedó a la mitad, no acabó.. Aunque se arrepienta de querer acabarlo ese día de lluvia..
Esa persona no fue al lugar donde acordaron verse.. Y Sarah llegó a casa mojada por la lluvia
y con la culpabilidad latente.
Le llamó, Marcos descolgó el teléfono feliz, le dijo un efusivo hola, y ella.. Con lágrimas
en los ojos.. Le confesó dónde había ido.. Y a quién fue a ver..
Él triste le preguntó miles de veces por qué, y ella no sabía que responder, porque aún
se pregunta por qué lo hizo, porque le hizo caso a la tentación que le visitó
aquella noche.
Pasaron las horas.. Y Sarah miraba a la ventana impaciente por ver a Marcos bajar de su coche
azul.. Su sorpresa fue que cuando casi perdía la esperanza.. Un coche azul aparcó.
Y sonó su móvil.. Enseguida bajó, corriendo hacia la puerta de entrada.. Y abrió acelerada..
Le esperaba en el banco, con esa paz en su rostro, y con lágrimas en los ojos..
Hablaron durante unas horas.. Y subieron a casa, Sarah le secó las lágrimas, le dió un beso
en el rostro y.. el se recostó sobre su pecho.. Tenía la mirada perdida y ella.. Ella sentía
la tristeza palpitar en ese ambiente.. Que sus ojos llorosos crearon.
Pero la perdonó, al igual que todos los enfados que se fueron desarrollando todos esos
meses rosas.. Con marcos a su lado los días grises se volvian estrellados, y la noche
era serena.. Cuando veían juntos las estrellas en su coche viejo.
Pasaba más el tiempo y Marcos se decidió, tras un dulce beso le dije, te quiero.
La velocidad de las pulsaciones de Sarah se desató.. Enmudeció durante unos instantes y
ella le contestó, pero sin decir palabra.. Se entendían tan bien, que hacía falta hablar..
Se distanciaron un tiempo, marcos estudiaba y hablaban poco durante la semana, solo tenían
un día para verse, y lo aprovechaban cada segundo..
Eso fue lo que hizo más fuerte la unión el echarse aún más de menos.. Esperar a ese único
día de la semana para volver a sentir el calor de sus abrazos..
Una tarde confusa.. En que ni Sarah sabía quién era, ese vínculo.. Quedó partido..
La mentira mentirosa jugó con Marcos, le hizo ver la situación diferente a la realidad..
Y ahora.. Ahora Marcos y Sarah no se ven, ya nadie acurruca a sarah con su chaqueta para que
no pase frío, no hay semáforos en rojo con beso incluído, no existen las miradas que se dicen
cosas.. Porque no se encuentran, orgullo, y la falta de valor se hicieron amigos ese día, y desde
entonces Sarah tiene frío, ya no siente el calor de sus abrazos, echa de menos sus caricias
en el brazo, sus jueguecitos improvisados.. Sus besos en el cuello, simplemente la presencia
de Marcos.. Ella sigue mirando por la ventana, con la esperanza de que regrese y la visite
y aparque su cochecito azul.. Pero pasan los días y los coches.. Y no ve resultado,
Él no regresa del lugar al que se ha marchado.. Ella no soporta la idea de no volver a verle,
por eso en todos lados le parece encontrarle, pide señales, llamadas, mensajes..
Un buen día Marcos le saluda.. Le hace saber que ha buscado su perfil de tuenti..
Sarah se dá cuenta de que no hay tanta distancia, de que.. Él por alguna razón sigue pensando
un poco en ella.. Pero la incertidumbre y el ánsia de verle.. Hacen que le invada tristeza..
Sólo tiene recuerdos de fotos de días maravillosos, que se quedarán captados en papel..
Papel del que la tinta huirá cuando el tiempo pase.. Como esta historia que él se marchó,
y nadie regresa..
Nadie.
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