Me cuesta pensar que no puedo hablarte más, mi dignidad me lo impide, mi orgullo.
La magia de tu sonrisa me echizó aquella tarde de verano, era un Agosto liviano y dulce, suave y efímero, ya que pronto llegó Octubre, 1 beso en aquel 6 de Octubre, con las piernas temblorosas y dos corazones que latían a compás, en dos días llegó Diciembre, como agua de abril que todo lo nubló, así de rápido fue, se me pasó volando estar contigo, porque entristecías a mi odio, volviéndolo vulnerable, y así pues después de tantas sonrisas, conversaciones interminables, huídas de mirada cuál lágrima, y momentos de placer intenso con amor palpable, me dijiste adiós, fue un Abril mustio, sombrío, un abril en que dejé de sonreir, y que la única decisión que me hizo tomar fué, sonreir con chinchetas, porque desde aquel momento no he dejado de quererte.
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