Me escondo de todo aquel corazón solitario que busque consuelo en mis párpados, dejar sus lágrimas en mis sonrisas.. Sus llantos en mis silencios.
Pero poco a poco, se escapa mi alma, para mirarle por la ventana, a la persona que me acaba de sonrojar el orgullo, volviéndolo bulnerable al dolor de que también marche por donde vino.
Cuando el tiempo le lleve de nuevo, no sé como ni de qué manera aceptar tanto dolor formolizado para que nunca desaparezca ni se desgaste de mi alma embotellada.
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