Que no tenías que mirar tan despacio en las carreteras de
largo recorrido, las que llamamos por nombres distintos, las que nos inspiran e
inhalamos sin motivo.
Que tenías que haberte ido como hace media hora, que se te
ha hecho tarde desde que llegaste impaciente.
Que somos carne de infarto en plena caída libre en estos
suelos de esquinas de ciudad.
Que te has acercado tan deprisa que ibas despacio hacia la
puerta,
Que me has mirado de nuevo, tanto tiempo, que ni las paredes
pueden encerrar esto que generas, tan fuerte, tan de guerra en plena crisis,
tan plenamente tangible a lo fugaz.
Que has elegido ser una contrariedad en medio de mi caos
libre, es tan lógico en lo absurdo, que nada tiene sentido, más que tu
surgiendo en este libre caoticismo.
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