jueves, 23 de enero de 2020



Que no tenías que mirar tan despacio en las carreteras de largo recorrido, las que llamamos por nombres distintos, las que nos inspiran e inhalamos sin motivo.
Que tenías que haberte ido como hace media hora, que se te ha hecho tarde desde que llegaste impaciente.
Que somos carne de infarto en plena caída libre en estos suelos de esquinas de ciudad.
Que te has acercado tan deprisa que ibas despacio hacia la puerta,
Que me has mirado de nuevo, tanto tiempo, que ni las paredes pueden encerrar esto que generas, tan fuerte, tan de guerra en plena crisis, tan plenamente tangible a lo fugaz.
Que has elegido ser una contrariedad en medio de mi caos libre, es tan lógico en lo absurdo, que nada tiene sentido, más que tu surgiendo en este libre caoticismo.

sábado, 27 de enero de 2018

La primera persona del plural quería...


  Con tornillos y cuerda fabricar la mejor máquina del mundo
  Se trataba de adherir cada nota y clavarlas a la pared, sobrepuestas a las cuerdas.
  Volcar revolución en ese cajón ordenado lleno de rutina y heridas con alcohol.
  Pensaba en India, América y París.
  Eran los funambulistas del alambre del caldero que cuelga de esta ventana.
 

  Oh, esta ventana, observadora de besos versados en hilantes abrazos de gusano.
  Oh, cristal mojado por las gotas de tus ojos cansados, de alma ojerosa.
  Oh, Madera calada, por unos huesos con intención de cerrar puertas y abrir destellos.

  Pero... Y qué hemos conseguido?
  Hojas olvidadas en una carpeta de incendios.
  Otro expediente más cerrado en una estantería con polvo.
  Y una lágrima que intercede en el cristal cuando llueven las demás gotas del cielo.
 
  Podíamos haber sido, pero sencillamente aún somos un nudo que se deshace con mirarle del revés.
  Es una cuerda vieja, rota y gastada, que toma esperanza en sus dos últimos hilos cuerdos y rectos.
  Si tu tiras yo aflojo, y así podemos jugar en la eternidad, sin mirarnos, pero al fin y al cabo volcando este mar.

  Y ahora está todo perdido, no hay tiempo para limpiar el estropicio.
 
 
 

martes, 17 de octubre de 2017

Las formas de los besos…
Gigantes, microscópicas y anheladas.
Unos besos son húmedos, como gin tonic y lima
Otros son clandestinos como los viajes secretos a ninguna parte
Otros besos tienen música y mientras las horas bailan a su compás
Besos cobardes, por miedo a la verdad
Besos sinceros, que saben a “por fín”
Besos y ganas
Besos y canela
Besos, jabón y tristezas
Atardeceres rojos y besos púrpura
Lluvia de besos en una calle de verano
Verano de besos en un agosto gris
Besos de otro planeta
Besos de purpurina y sal de playa
Besos inertes en el arte de querernos mudos
Besos y lana, con agujas y sangre
Besos de los amores cósmicos de tu pierna y la mía
Dosis de alcohol para las heridas en los labios, de la fuerza con la que se dan los verdaderos besos, esos… Conexos.


viernes, 6 de octubre de 2017




   Teníamos tantas cosas que contarnos, queríamos surcar tantos barcos a la deriva...
   Tenemos tantos amaneceres muertos en el puño cerrado de los ojos dormidos...
   Amábamos dormir tan despiertos como vivos, éramos frágiles cristales rotos en el baile de querer
   Queríamos comernos los labios con fresas y jabón, para lavarnos las heridas con azúcar natural

                                          Pero no lo sabíamos
             
                                                  A qué no?





   "Átame de pies y manos, que la tarde se desangra y tengo ganas de bailar".
                                                 - Pedro Pastor -

sábado, 31 de diciembre de 2016

Teníamos tantas cosas que añadir, que solo pusimos punto.

Misteriosas andadas por tu melena cálida, no hago más que descender en la cuerda del temor, que será lo que depara futuro pues a la duda me aferro, y no hay más miedo que el no de saber.
Por qué llegaste a mi vida, porque medio marchaste a la vez que tus ojos decían hola y tus amaneceres se despiden sin volver.
Cógeme de la mano, trazo un camino a la par, que con mis zapatos llevo el hilo de la senda al caminar.
No temamos a encontrarnos una vez más, desde tu pelo hasta tu mano puedo oler el perfume que enloquece mi pesar.