Una vaga y triste sonrisa bailaba en sus labios. La inercia de su mirada a la ventana y hacia el techo me hacía pensar que estaba inquieto y nervioso.
Casi ni me miraba.. Parecía como si quisiera llamarme la atención de una forma no muy común.
Él era así, alguien diferente, alguien que por su forma de ser se hacía resaltar entre las monotonías, sus rarezas y extravagancias al conquistar me enamoró, dominaba la ironía, y tenía una mirada perdida y profunda donde aún en mis momentos de desesperación e impotencia la recuerdo y me pierdo, para luego no saber donde acabo.
Y entre esa perdida de la noción del tiempo y el lugar.. Me vuelvo a acordar de tu rostro, sereno y frágil, ese que muestra gestos de nobleza y sencillez la que te caracteriza y otra cosa de la que me enamoré, aún me acuerdo de de esos sentimientos enmudecidos que valoraba más que cualquier adjetivo de afecto y apego.
Ahora.. No se como estamos, no se en que punto ni en que síntoma.. Yo aún siento revolotear un coqueto insecto por todo mi cuerpo cuando cruza cortas palabras conmigo o simplemente al escuchar su nombre o saber de él.
Quedamos como amigos, pero a veces me duele pensar que sólo somos eso, AMIGOS.
Describirle me alegra, porque eso me hace recordar que una vez esas virtudes las tuve al lado, y me siento orgullosa de que vida me dió la oportunidad de conocer a alguien que ha conseguido transmitirme tanto en tan poco tiempo.
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