Ni siquiera podría ser cenicienta..
Ni príncipe, ni hora límite para parar esta impotencia que me mata.. Enamorada de un sapo encantador que me desvela mis noches de cuento..
Cuando por fín creí encontrar a mi príncipe descubrí que en mi corazón está lleno de charchos sucios sacudidos por ese sapo alocado, que juega con mi conciencia..
Y sí, tengo príncipe, el mismo que se quedó esta noche esperándome en el baile..
No hay comentarios:
Publicar un comentario