sábado, 26 de mayo de 2012

Al fin nos encontramos.

Vuelve a ser una tarde de verano, sensaciones se repiten, te miro tu me miras, y bailamos a jugar con las miradas huidizas de nerviosísmo relajado.
Bajé la mirada, tu me mirabas, eras lo que me llevaba a nadar en el mar de soledad, ahora tu me enseñas que en el momento más inesperado algo puede llegar a recorrer tu sonrisa floja, la que no intentas, la que te sale sola.
Escalé tu hombro mediante mis pupilas, llegué a tu rostro y volé hacia tus labios, reclamaban humedad, pero jamás podré volver a rozar.. Quizás se humedezca pero con otros besos.. 
Y con esos.. Y con otros, hoy invoco este encuentro. 


Ha sido poco tiempo, notó intenciones reales de deseo, de volver a abrazarnos mientras se cae la noche, mientras el cielo se vuelve estrellado, y vuelven a pasar los buses y coches, y me besas en la frente, y me das ese último abrazo valiente, y con tristeza me voy con deseos de volver a verte, aunque no se si compartimos inercia en ese deseo que tanto he invocado.. Ya no sé si fue equívoco pensar que volvería a pisar tus labios, rozarlos y salir viva, de ese soñado suicidio que me imnotiza.

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